
(Por Cristian Paladino) – Desde Azul hasta la Ciudad Deportiva, en menos de un año Maximiliano Giammatolo recorrió un camino que muchos tardan en transitar toda una vida. Nacido el 16 de febrero de 2010 en la ciudad homónima de la provincia de Buenos Aires, este delantero de área llegó a San Lorenzo en 2024 sin haber pasado por el fútbol infantil del club. Sin embargo, apenas pisó el césped en su primer partido con la camiseta azulgrana, demostró que los goles no entienden de procesos: ese año gritó 14 veces en apenas 16 presentaciones.
Hoy, ya consolidado en la Octava División que dirige la dupla Antinucci-Molares, Giammatolo continúa escribiendo su propia historia. En lo que va del torneo 2025, suma 5 tantos y cada fin de semana parece más cómodo en su rol de referencia ofensiva. Su adaptación fue tan natural que cuesta creer que no haya tenido rodaje previo en las divisiones infantiles del club.
“Estoy ahí para hacer goles… no me pidas que te pase dos o tres veces porque no lo voy a hacer”, bromea con sinceridad el pibe de Azul, dejando en claro cuál es su función en la cancha. “Lo mío es que me quede y mandársela a guardar al arquero”, agrega con una sonrisa cómplice, la misma con la que festeja cada conquista.
El último fin de semana fue clave en el resonante triunfo ante Boca Juniors. Un partido duro, disputado y con emociones de principio a fin. San Lorenzo comenzó perdiendo, pero lo dio vuelta con autoridad. “Sabíamos que iba a ser complicado, pero nuestra propuesta fue mejor. Aprovechamos muy bien a los extremos, que son rápidos y desequilibrantes”, analiza Maxi, con una claridad sorprendente para su edad.
La Octava no solo gana: convence.
“Tenemos un equilibrio muy interesante, manejamos bien cada zona del campo y el trabajo grupal se viene haciendo más sólido con el paso de las fechas”, explica el joven artillero, mientras destaca la unión como una de las fortalezas del equipo.
Ese sentido colectivo también lo refleja fuera del terreno de juego. Alojado en la pensión del club, Maximiliano valora el espacio que lo contiene mientras sueña con llegar a Primera: “Estoy muy bien, no tengo nada de qué quejarme. Espero que siga siendo así siempre”.
Los objetivos están claros. En lo individual, sigue enfocado en crecer y en seguir sumando confianza. “Este último partido me ayudó mucho, me siento cada vez mejor, aunque sé que falta mucho por aprender”. En lo colectivo, la vara está alta: “Con el equipo que tenemos, las expectativas son muy altas. Queremos salir campeones y siento que lo podemos lograr”.
La carrera recién comienza, pero Maximiliano Giammatolo ya pisa fuerte en la estructura formativa de San Lorenzo. Con olfato goleador, compromiso silencioso y una personalidad que no se esconde, este pibe nacido en Azul ya tiene claro lo que quiere. Y lo está buscando… donde más cómodo se siente: adentro del área.