(Por Cristian Paladino) – La División Reserva de San Lorenzo representa la última escala en el desafiante camino hacia el profesionalismo. En esta etapa crucial, el director técnico no solo cumple el rol de ¨administrador de talentos emergentes¨, sino que también debe ser un arquitecto del futuro, moldeando jugadores que vienen destacándose en las categorías juveniles. Su tarea va mucho más allá de lo visible: observar con atención las divisiones menores, seleccionar piezas clave para la competencia inmediata, y acompañar a aquellos que, por sus tiempos de desarrollo, necesitan una adaptación progresiva al rigor deportivo y físico.
Pero aquí no termina su función. El entrenador de Reserva también debe encontrar espacio y ritmo de competencia para aquellos juveniles que no tienen continuidad en Primera División, integrar apuestas futbolísticas provenientes de otros clubes y consolidar todo este proceso enmarcándolo en un ¨proyecto deportivo coherente¨.
El objetivo: que la Reserva no solo sea protagonista, sino que también refleje una identidad de juego, un orden táctico y, sobre todo, el compromiso que implica llevar puesta la camiseta de San Lorenzo de Almagro, incluso en tiempos institucionalmente complejos.
En este desafío se encuentra el Profesor Damián Ayude, quien tomó las riendas de un plantel que no había tenido el mejor cierre en la primera etapa del 2024. Con su impronta, Ayude logró imponer un orden de trabajo y una idea futbolística que se fue afianzando con el correr de los partidos. Su presencia constante en encuentros de las categorías juveniles, su mirada atenta al desarrollo individual y colectivo y la forma de inculcar compromiso permitieron que tanto los habituales titulares como aquellos que aguardaban una oportunidad asimilaran su propuesta.
Desde Semillero Azulgrana seguimos firmes en la convicción de que los proyectos a mediano y largo plazo son el camino a seguir. La mayoría de los juveniles que hoy pisan el profesionalismo son el resultado del trabajo en materia de captación que el club viene realizando desde hace más de quince años, con más ingenio que con recursos y respaldo. Sin embargo, hoy es imprescindible redoblar los esfuerzos: invertir en infraestructura, potenciar la captación y respaldar a los profesionales que dedican su conocimiento y pasión a la formación de nuestros jóvenes talentos.
En ese sentido, celebramos los logros alcanzados en este último tramo del año: la promoción de juveniles a Primera División, la convocatoria de jugadores a las distintas selecciones juveniles de Argentina y la firma de los primeros contratos profesionales, que consolidan el sueño de aquellos que crecieron en la cantera azulgrana.
Felicitamos al cuerpo técnico de la División Reserva, liderado por el Profesor Damián Ayude; a la Coordinación de Fútbol Juvenil, encabezada por el Profesor Marcelo Romano; y a cada entrenador, preparador físico y profesional involucrado en este proceso, quienes siguen entregando lo mejor de sí para que el Semillero Azulgrana continúe siendo un ejemplo de dedicación, trabajo y formación integral.
Porque, más allá de los resultados inmediatos, el verdadero éxito está en construir un futuro sólido para San Lorenzo y en seguir confiando en los talentos que nacen de nuestras inferiores. El camino está trazado; ahora, es cuestión de continuarlo con la misma pasión y responsabilidad de siempre.