(Por Cristian Paladino) – Hay futbolistas que irrumpen con estruendo, y otros que prefieren construir su camino paso a paso, lejos del ruido pero con convicción. Facundo Gulli pertenece al segundo grupo. Zurdo, técnico, cerebral, con una claridad notable para encontrar pases entre líneas y una capacidad cada vez más afinada para romper líneas rivales con sus quiebres en el uno contra uno, Gulli es uno de esos talentos que el Semillero Azulgrana viene puliendo con dedicación.
Nacido el 25 de septiembre de 2005 en Carapachay, provincia de Buenos Aires, Facundo llegó a San Lorenzo en el año 2016, procedente de Argentinos Juniors. Desde entonces, fue dejando huella en cada división que le tocó transitar, consolidándose como un volante ofensivo de proyección. Su estilo combina pausa e inteligencia, visión de juego y serenidad en la toma de decisiones. Y como si eso fuera poco, cada vez con mayor frecuencia suma una virtud fundamental para su puesto: la llegada al gol.
Este viernes, en el Predio de Coquimbito, San Lorenzo enfrentó a Godoy Cruz por una nueva fecha de la Copa Proyección. El equipo dirigido por Damián Ayude se impuso por 2 a 1 y uno de los grandes responsables de ese triunfo fue Gulli, quien además de mostrar su habitual categoría en la generación de juego, fue autor de uno de los goles del encuentro. Una definición fría y precisa, marca registrada de su evolución.
Actualmente alterna entre la División Reserva y la Cuarta, mostrando que el cuerpo técnico lo viene llevando de a poco, con inteligencia, buscando el momento justo para darle continuidad en un nivel cada vez más exigente. Su debut oficial en Reserva se produjo el 25 de abril de 2024, en Ciudad Deportiva, en el empate 1-1 ante Deportivo Riestra por la Etapa Inicial de la Copa Proyección. Desde entonces, su presencia ha ido en aumento, a la par de un rendimiento que crece sin apuro, pero sin pausa.
Facundo Gulli es de esos jugadores que no necesitan levantar la voz para hacerse notar. Su fútbol habla por él. Y si sigue en este camino, el murmullo que hoy lo rodea pronto se convertirá en aplauso.
