(Por Cristian Paladino) – El camino en el fútbol juvenil no solo está marcado por el esfuerzo y la dedicación, sino también por los desafíos que imponen las lesiones. En el Semillero Azulgrana, diversos jugadores transitan un proceso de rehabilitación tras sufrir lesiones de ligamentos.
Uno de los casos más recientes es el de Joaquín Obiekezie, arquero de la Sexta División, quien sufrió la rotura de ligamentos de su pierna derecha y en los próximos días será intervenido en el Sanatorio Colegiales. Nacido en 2008, el guardameta llegó al club en 2016 y desde entonces ha sido parte fundamental de su formación en el club azulgrana.
En la Cuarta División, Bautista Hernández y Thiago Rivao también atraviesan este desafiante camino. Hernández fue operado en septiembre de 2024 tras romperse los ligamentos cruzados de la pierna derecha y su regreso a las canchas está proyectado para julio de 2025. Por su parte, Rivao, operado el 31 de noviembre del año pasado, todavía tiene por delante entre seis y siete meses de recuperación antes de volver a jugar.
Otro caso particular es el de Baltasar Andrada, también de la Cuarta División, quien en diciembre de 2024 fue intervenido por una rotura de ligamentos en su pierna derecha, apenas meses después de haberse recuperado de la misma lesión en su pierna izquierda. El volante ofensivo, nacido en Blaquier, deberá esperar hasta octubre de 2025 para volver a la competencia oficial.
Dentro de este panorama de esfuerzo y resiliencia, también se encuentra Thiago Dowd. El marcador central de la categoría 2006 atravesó un extenso proceso de recuperación debido a dos lesiones consecutivas que lo alejaron de la competencia. En 2023, tras casi un año fuera de las canchas por una rotura de ligamentos, sufrió un desprendimiento del injerto de su pierna izquierda, lo que lo obligó a extender su rehabilitación. Sin embargo, con determinación y sacrificio, el defensor logró recuperarse pero se sumó al fútbol juvenil de Racing Club de Avellaneda, donde actualmente ya está inmerso en la competencia.
El rol de los cuerpos médicos y profesionales de San Lorenzo es fundamental para acompañar a estos jóvenes en su proceso de recuperación. Enfrentar largos meses de rehabilitación no es tarea fácil, pero el sueño de volver a pisar una cancha es el motor que impulsa a cada uno de ellos a seguir adelante, con la esperanza de regresar más fuertes y listos para seguir persiguiendo su pasión.
