(Por Cristian Paladino) – El camino hacia el profesionalismo es un sendero arduo, reservado solo para aquellos que están dispuestos a darlo todo, día tras día, sin esperar nada a cambio. En la práctica de este sábado, la División Reserva de San Lorenzo, bajo la atenta mirada del Profesor Damián Ayude, dio lugar a dos jóvenes que encarnan esta lucha incansable: Santino Montoto y Kevin Sandoval, ambos nacidos en 2007, pertenecientes a la 6ta División.
Santino Montoto es mucho más que un simple jugador del club; es un hijo de San Lorenzo, alguien que ha crecido bajo la sombra de sus colores, moldeado por los valores de este glorioso escudo. Desde aquel lejano 2014, cuando ingresó a la escuelita del club con apenas 7 años, Santino ha demostrado que su amor por el fútbol no es un capricho pasajero, sino una pasión que lo impulsa a superarse constantemente. Su camino no ha sido fácil. Sin embargo, en cada entrenamiento, en cada partido, ha puesto su corazón sobre la cancha, construyendo su destino con sacrificio, esfuerzo y, sobre todo, una perseverancia inquebrantable. Hoy, ese mismo esfuerzo lo ha llevado a dar un paso crucial en su carrera: entrenar con la División Reserva, un escalón clave en su aspiración de vestir algún día la camiseta del primer equipo de San Lorenzo. Santino, nacido el 30 de marzo de 2007 en Capital Federal, es un volante central con una visión de juego privilegiada, una técnica refinada y una fortaleza física que lo convierten en un líder natural dentro del campo.
Kevin Sandoval, por su parte, es un guerrero de la defensa, un joven que desde su llegada a San Lorenzo en 2023 -proveniente de Sportivo Italiano- ha sabido ganarse su lugar a fuerza de coraje y determinación. Nacido el 12 de junio de 2007 en Ciudad Evita, Provincia de Buenos Aires, Kevin ha demostrado que su lugar en la cancha no le ha sido regalado; cada pelota que disputa, cada bloqueo que realiza, es un testimonio de su dedicación y de su deseo de ser más que un jugador, de ser un verdadero referente en la defensa azulgrana. Kevin sabe que el camino hacia el éxito no siempre está pavimentado, que las oportunidades no siempre se presentan, pero también sabe que con sacrificio, disciplina y una pasión desbordante por este deporte, los sueños pueden construirse, un entrenamiento a la vez. Su convocatoria a la División Reserva es una prueba de que su esfuerzo está dando frutos y que cada día está más cerca de cumplir sus metas.
Estos jóvenes no son solo promesas, son ejemplos vivientes de que el trabajo duro y la perseverancia pueden abrir puertas que antes parecían cerradas. Hoy, al ser convocados para entrenar con la División Reserva, Santino y Kevin reciben la recompensa merecida por su esfuerzo constante, por no haber bajado los brazos cuando las oportunidades eran escasas, y por haberse ganado cada centímetro de terreno que pisan en la cancha. Ellos representan el espíritu del Semillero Azulgrana, un espíritu que no se rinde, que no se conforma, y que sigue adelante, siempre, con la mirada fija en el horizonte, donde los sueños se construyen paso a paso.
